Ojos y coronavirus: ¿Puede la infección traspasar la superficie ocular?

Como todos sabemos, desde hace más de año y medio toda la población mundial se ha visto obligada a convivir con una de las peores pandemias provocada precisamente por el coronavirus. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infección provocada por este virus agresivo puede provocar graves crisis respiratorias, entre ellas neumonía, fiebre, tos y disnea, síntomas que pueden surgir entre el segundo y el decimocuarto día de contagio.

Una novedad importante desde este punto de vista, sin embargo, está representada por la posibilidad de que el virus también pueda transmitirse a través de la superficie ocular. De hecho, el Dr. Guang Fa Wang, miembro del Grupo Nacional de Expertos en Neumonía de China, informó el 22 de enero que estaba infectado con 2019-nCoV durante una inspección en Wuhan. Llevaba una máscara N95, pero no usaba protección para los ojos. El médico, unos días antes de que apareciera la neumonía 2019-nCoV, se había quejado de enrojecimiento en los ojos, por lo que es posible que la exposición sin protección al virus provocara la infección del médico.

De hecho, las gotitas y los fluidos corporales infectados pueden contaminar fácilmente el epitelio conjuntival humano. Por tanto, el síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus se transmite principalmente a través del contacto directo o indirecto del virus con las membranas mucosas de la boca, nariz, pero también de los ojos. Esta hipótesis también ha sido acreditada por la Academia Americana de Oftalmología (AAO), según la cual el coronavirus puede provocar conjuntivitis y probablemente pueda transmitirse por el contacto del aerosol infectado con la conjuntiva.

Por tanto, sigue siendo fundamental fomentar la protección ocular, además de la protección de las manos, la nariz y la boca. Protegerse es muy importante para frenar la propagación del coronavirus. La propia AAO está animando cada vez más a los oftalmólogos a tomar medidas para proteger, proteger y prevenir el posible desarrollo y contagio del virus en detrimento de sus pacientes. Los mismos operadores médicos se han ido equipando cada vez más con protección visual.